Rincón del conocimiento

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Desde La Oficina de la Mujer, buscamos pensar, discutir, deconstruir conceptos culturales arraigados y naturalmente incorporados en nuestra estructura y forma de ser y pensar que hacen, sin duda alguna, a nuestra educación y cultura.

Desde ese lugar, observamos ciertas emergencias, tales como la violencia de género y la máxima expresión de ésta, los femicidios, cuyo germen se encuentra de manera capilar en nuestros usos y costumbres cotidianos.

Nuestra idea es compartir textos que nos ayuden a pensar estos temas desde diferentes perspectivas y modos de abordaje. Tener en cuenta los modelos explicativos que establece cada ciencia, y realizar cruces epistemológicos entre las distintas disciplinas. ¿Cómo las relacionamos y cómo se retroalimentan?. Fundamentalmente el derecho, el modo como la ley funciona – no sólo desde su aspecto punitivo sino nominativo- y cómo dialoga con otras ciencias, así como la condición de nosotros, operadores de justicia, sujetos culturales que abordamos las situaciones según nuestras cosmovisiones.

Los textos responderán a distintos tópicos y estamos abiertos a los aportes y solicitudes que ustedes pudieran hacernos.

Bienvenidos/as a este rincón del conocimiento.

¡Ojos abiertos al amor sano!. “Violencia en el noviazgo adolescente.”

Pensemos la adolescencia como una etapa de intensa búsqueda de identidad, vulnerabilidad emocional y fuerte influencia del grupo de pares; ésta dinámicas pueden manifestarse con particular intensidad, una gran dificultad de regulación emocional y el control de impulsos.

Escribo desde la observación, escucha y mirada diaria, las cuales, con bastante claridad, exponen realidades de violencia verbal, física, psicológica y digital como forma de comunicación entre pares adolescentes. Ante la necesidad de ser aceptado y amado, el adolescente, muchas veces, puede verse llevado a confundir el “amor”con algunos tipos de violencia sin reconocerlas como tales o aceptándolas por miedo a no ser integrado o a perder la relación. Leer más

La teoría del aprendizaje social es fundamental aquí: la exposición a la violencia, ya sea como víctima, testigo o perpetrador, puede normalizar esas conductas. La reproducción de los patrones aprendidos en el entorno familiar o social sumados a la baja autoestima, la inseguridad, los celos patológicos (a menudo desmitificados como “pruebas de amor”).

La violencia en el noviazgo adolescente es un problema social, psicológico y cultural que quizás no estamos atendiendo. Nos es difícil pensar acerca de éste tema en edades tan tempranas. Repensemos.

Entender las complejas dinámicas subyacentes, incluyendo la posibilidad de que las chicas sufran más victimización por control y agresión sexual, pero también declaren más perpetración de violencia de control y física, evidenciando la complejidad del problema.

Los adolescentes de 20 años para abajo en todo el mundo se enfrentan a tasas alarmantes de violencia de pareja, Cerca del 20% ha sufrido violencia física o sexual en el año, informa la agencia sanitaria de la ONU (2024).

“La violencia infligida por un compañero intimo empieza a una edad alarmantemente temprana para millones de mujeres jóvenes de todo el mundo”, afirmó la directora del Departamento de Salud Sexual y Reproductiva e Investigaciones Conexas de la OMS. Pascale Allotey agregó que la violencia durante éstos años formativos críticos puede causar daños profundos y duraderos, por lo que es necesario “tomarla más en serio como un problema de salud pública, centrándose en la prevención y el apoyo específico”. La violencia de pareja puede tener efectos devastadores en la salud, el rendimiento escolar, las futuras relaciones y las perspectivas de vida de los jóvenes.

Tomemos a la Sociología como una lente para analizar las estructuras sociales, las normas de género, los estereotipos y las desigualdades de poder que influyen en la aparición y perpetración de la violencia. La socialización diferencial por género es clave: roles tradicionales de masculinidad (dominio, agresividad) y feminidad (sumisión, pasividad) pueden crear un caldo de cultivo para la violencia. Factores como el nivel socioeconómico, el acceso a la educación y el contexto cultural más amplio modulan la prevalencia y formas de violencia.

Prima la necesidad de integrar las perspectivas de diversas disciplinas para vislumbrar formas efectivas del “cómo” contribuir a la prevención, ayuda y acompañamiento ofrecidos no sólo a la víctima sino también al violento.

Considerando la complejidad de la violencia en el noviazgo adolescente y su impacto en el desarrollo de las y los jóvenes, ¿qué acciones podemos llevar a cabo en nuestra vida cotidiana para fomentar relaciones saludables y prevenir éstas formas de violencia desde sus primeras manifestaciones?

Vale la lectura de los siguientes enlaces que compartimos

Las adolescentes se enfrentan a tasas alarmantes de violencia de pareja
Crece el porcentaje de adolescentes que son víctimas de la violencia de pareja

Metanoia o como hackear lo que hicieron con nosotras

¿Alguna vez sentiste que para ser aceptada en la sociedad debías ser guapa y lista? Y aunque lo logres, nunca es suficiente

Catherine Hakim plantea que las mujeres podríamos tener mayor espacio en la vida social si ademas de cultivar los conceptos sociológicos de capital económico, cultural y social, diéramos lugar y sacáramos provecho al capital erótico; dejando inscripto que las mujeres mas atractivas tienen mayores oportunidades. ¿No sería mejor dejar atrás el modelo de belleza hegemónica que nos impone el patriarcado, en vez de adaptarnos a él? Leer más

Pero es ahí, cuando la ola crece y parece semejar un tsunami, donde las fuerzas oscuras del adoctrinamiento refuerzan sus filas y apuntan a las más pequeñas.

El mercado entendió ciertas reglas del juego, ya no son tan redituables la cocinita tamaño miniatura, las tablas de planchar, las tacitas de té; ahora las niñas juegan a la pelota, se animan a deportes de riesgo, sueñan con una vida llena de viajes, con carreras profesionales creativas y exitosas donde no parece urgir la maternidad.

Como un fantasma que se esconde en las ranuras, ahí donde se inscriben nuestras inseguridades, el sistema y su demanda de consumo, cuelan sus nuevas propuestas de skincare para las más pequeñas, outfit sexualizados, botitas con tacos, polvos de hadas, maquillajes y accesorios destinados a exaltar la sensualidad; de este modo las niñas enfrentan a muy temprana edad, una creciente presión social por “encajar” en un ideal de perfección; un camino irremediable a futuras cirugías y retoques que debutarán como regalo de 15 o de egresadas, porque siempre se puede ser mas bella, joven y aesthetic.

¿Cuál es el límite del juego?¿Qué hay detrás de la cultura de la belleza?

La tendencia en redes conocida como “get ready with me” da lugar a rituales de bellezas en niñas de muy temprana edad, básicamente consiste en la realización de videos cortos exhibiendo rutinas de maquillaje y skincare antes de salir a un evento, o simplemente para ir a la escuela. En un comunicado reciente, la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), advirtió sobre los peligros asociados con el inicio temprano de una rutina de skincare, alertando sobre el impacto de las “influencers” de la Generación Alfa (menores de 13 años) sobre las más pequeñas. En este sentido, algunos productos incluyen disruptores endocrinos que pueden interferir con el sistema hormonal de las menores y causar desequilibrios durante su desarrollo, además del riesgo de dermatitis irritativa y dermatitis alérgica de contacto (DAC), así como otras numerosas reacciones alérgicas. Estas tendencias surgen en el marco de la creciente cosmeticorexia, un trastorno psicológico que se caracteriza por la obsesión y adicción a los cosméticos y procedimientos estéticos; el anhelo de eliminación de cualquier tipo de imperfección.

La construcción de una identidad libre de mandatos parece un terreno minado de trampas, pensar la belleza física como requisito ineludible de lo “femenino”, es una forma de pensarnos en nuestras contradicciones, de ver como el consumo de cánones estéticos, resulta ser un dispositivo útil y eficaz para reproducirnos inseguras, sumisas y a priori acostumbradas a una histórica violencia que se ejerce sobre nuestros cuerpos y nuestra psiquis

Escribo, aún, como víctima del mandato de feminidad que nos produce anestesiadas, dependientes y rotas. Escribo habiendo hecho todo lo que hay que hacer para encajar. Escribo también como estafada porque, a pesar de haber seguido los manuales, no alcancé la felicidad prometida. Escribo como okupa de este cuerpo que fue enemigo, repudiado, ajeno, extraño; como creadora de estos pensamientos incómodos, como esa que aún hoy, esconde el paso del tiempo de los espejos.

Escribo, desde la distancia de quien ya no deseo ser y al mismo tiempo desde mi propia miseria humana, lo hago de forma autorizada por las historias de miles de mujeres, idénticas a mí, que recién hoy aprendimos el significado del amor propio.

*Para quienes deseen ampliar la lectura recomendamos el Cap. 11: El cuerpo de las Mujeres del libro “ Feminismo para principiantes” de Nuria Varela -

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